El bombero y atleta leonés afronta con un tratamiento pionero y nuevos retos la recuperación de una lesión de ligamento cruzado.
Eduardo Flecha es bombero de profesión y vocación y atleta. Una cosa le llevó a la otra. Mientras entrenaba para hacer las oposiciones para el cuerpo de extinción de incendios fue fichado por el equipo de atletismo y entrenó en el Centro de Alto Rendimiento de León. Fue medalla de plata en las olimpiadas de Bomberos y Cuerpos de Seguridad de Belfast, el tercer encuentro atlético más concurrido tras las olimpiadas y los mundiales y ha hecho la travesera integral de Picos de Europa, 60 kilómetros en montaña cruzando los tres macizos.
Es un atleta completo. «No soy el mejor en nada, pero tengo mucho afán de superación», admite. Hace unas semanas lloró como casi nunca lo ha hecho. Estaba corriendo cuando notó un tirón. «Enseguida me di cuenta de que era algo importante» y las pruebas médicas y diagnósticas lo corroboraron.
Una lesión del ligamento cruzado anterior con una baja de siete meses por delante fueron un mazazo para sus planes. Enseguida reaccionó y decidió afrontar el contratiempo con el mismo afán de superación, poniendo todo de su parte para recuperarse cuanto antes.
Se puso en manos del cirujano y traumatólogo Antonio Rodríguez y hace 15 días fue sometido a una intervención quirúrgica completada con un tratamiento de células madre mesenquimales, la nueva técnica que el médico leonés acaba de poner en marcha hace unos meses.
Un banco de huesos de Barcelona proporcionó la plastia de cadáver para hacer la plastia del ligamento cruzado. En el quirófano, mientras Metallica sonaba en el hilo musical, el cirujano hizo la limpieza de la rodilla, se corroboraron las lesiones y se realizó la plastia milimétrica, en diámetro y longitud.
Las células madre mesenquimales se obtienen de la médula ósea del fémur. Se practicaron los túneles necesarios en fémur y tibia y se completó el tratamiento con una infiltración de plasma rico en factores de crecimiento (PRGF).
«La plastia tallada se sumerge en las células madre mesenquimales para que se integren mejor en la cavidad medular y tibial del paciente», explica el médico. «Una vez colocada la plastia se infiltra toda la rodilla con células madre mesenquimales», añade al desvelar por primera vez la técnica, pionera en León.
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